martes, 24 de febrero de 2015

"El entenado", de Juan José Saer

"Me acosté, desconsolado, en el suelo y me puse a llorar. Ahora que estoy escribiendo [...] me doy cuenta de que [...] sin pasado ni porvenir [...] esa criatura que llora en un mundo desconocido, asiste sin saberlo, a su propio nacimiento. No se sabe nunca cuándo se nace: el parto es una simple convención. Muchos mueren sin haber nacido; otros nacen apenas, otros mal, como abortados. Algunos, por nacimientos sucesivos, van pasando de vida en vida, y si la muerte no viniese a interrumpirlos, serían capaces de agotar el ramillete de mundos posibles a fuerza de nacer una y otra vez, como si poseyesen una reserva inagotable de inocencia y de abandono. Entenado y todo, yo nacía sin saberlo y como el niño que sale, ensangrentado y atónito, de esa noche oscura que es el vientre de su madre, no podía hacer otra cosa que echarme a llorar."