sábado, 17 de enero de 2015

"Frankenstein o el moderno Prometeo" de Mary Shelley

"Si nuestros instintos se limitaran al hambre, la sed y el deseo, seríamos casi libres. Pero nos conmueve cada viento que sopla, cada palabra al azar, cada imagen que esa misma palabra nos evoca.
Descansamos; una pesadilla puede envenenar nuestro sueño. Despertamos; un pensamiento errante nos empaña el día. Sentimos, concebimos o razonamos, reímos o lloramos. Abrazamos una tristeza querida o desechamos nuestra pena; Todo es igual; pues ya sea alegría o dolor, el sendero por el que se alejará está abierto. El ayer del hombre no será jamás igual a su mañana. ¡Nada es duradero salvo la mutabilidad!"

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